Con la socialización y expansión de las herramientas tecnológicas, todas las áreas del comercio tradicional han tenido que adaptarse a las nuevas tendencias e incorporarse junto a sus productos al mercado de trabajos virtuales, o bien para no quedar atrás en relación a posibles competidores, o bien para incorporar nuevos canales de venta, con el objeto de diversificarse y aumentar considerablemente su flujo de ingresos.
En materia de trabajo virtual, existen aquellos comerciantes tradicionales que, como expresáramos líneas mediante, han tenido que acompañar la incorporación de herramientas de venta tecnológica, para no quedar relegados ante la explosión de las nuevas tendencias y novedosos hábitos de consumo on line. Al mismo tiempo, también han surgido aquellos nuevos emprendedores que, sin contar con experiencia comercial ni mucho menos local alguno a la calle, han optado por abrir sus negocios virtuales, también denominados “tiendas virtuales”.
En este último de los casos, antes que nada, los nuevos emprendedores deberán regularizar todo lo concerniente a su futura actividad de venta on line, a través de la realización de los trámites y declaraciones legales correspondientes, a fin de poder poner en marcha su “cibertienda” de manera formal y ajustada a derecho, tanto para facilitar el posterior cobro a los clientes por sistema bancario o informático, como para asegurar el pago de los impuestos y aranceles necesarios que fijan las autoridades comerciales competentes, y evitar a futuro dolores de cabeza mayores, como clausuras o denuncias de competidores y posibles clientes.
Identificar el producto y analizar los costos de envío, antes de comenzar
En primer lugar, debemos determinar qué tipo de bienes comercializaremos a través de nuestros negocios virtuales. Por lo general, suelen escogerse bienes de fácil envío y nulas posibilidades de deterioro (en condiciones normales) en dicho proceso, tales como discos compactos, filmes en igual formato y libros, sin mencionar a aquellos que directamente prescinden de la remisión vía correo formal y que pueden ser enviados a través de la propia red, como libros y documentos digitales, música en formato MP3, programas de ordenador y otros insumos tecnológicos on line.
Para el caso que se pretenda comercializar bienes de mayor volumen, fragilidad o directamente perecederos, entonces deberemos investigar el mercado de envíos para contactarnos y trabar un acuerdo comercial con alguna compañía transportista de confianza y con dilatada y reconocida experiencia en su rubro.
En este punto, resulta imprescindible, antes de poner en marcha el próximo paso, mensurar y cuantificar los costos de transporte que tendrán nuestros artículos y su impacto sobre nuestro presupuesto, a fin que una buena idea, mal gestionada, no termine convirtiendo en inviable un interesante proyecto comercial, por no poder afrontar los gastos que demandaría el envío puerta a puerta de los objetos adquiridos por los futuros clientes.
En consecuencia, lo ideal radica en escoger productos de bajo costo en materia de envío, para minimizar, al mismo tiempo, posibles gastos de reposición de lo remitido, ante la posibilidad concreta de una extravío y hasta de un robo, para lo cual (y depende de la magnitud de nuestras ventas), también resulta recomendable la contratación de una compañía de seguros fiable y con buena reputación, que llegado el caso, se haga cargo de la reposición de lo invertido en la mercadería extraviada o hurtada, camino a su destino comercial.
Contactar a proveedores y poner en marcha nuestra “tienda virtual”.
Una vez identificados nuestros bienes, realizados los trámites legales e impositivos correspondientes para poder funcionar legalmente, entonces ha llegado la hora de contactos a nuestros posibles proveedores, seleccionando a aquellos que resulten capaces de responder lo más ágil y satisfactoriamente a nuestros pedidos, por razones de stock, logística e infraestructura.
En nuestro caso, lo ideal sería contactar al o los proveedores elegidos, cada vez que tengamos un encargo a través de nuestra página web, para evitar invertir sumas innecesarias en “existencias congeladas”, máxime en ausencia de espacios físicos como para montar un almacén de artículos propios.
Así las cosas, ya definido el o los proveedores que nos suministrarán de forma expeditiva y eficaz los productos solicitados, únicamente ante cada pedido concreto recepcionado en nuestra “tienda virtual”, ha llegado el momento de diseñar y lazar al ciberespacio la “cibertienda” que constituirá nuestro local virtual, en ausencia de un inmueble a la calle.
En teoría, únicamente una simple página web bastará para poner en funciones a cualquiera de nuestros trabajos virtuales. Sin embargo, resultaría conveniente (si es que no se cuentan con los conocimientos necesario en la materia) recurrir a los servicios de empresas especializadas en la construcción y mantenimiento de las páginas web, en particular en presencia de aspectos tan sensibles y complejos como la gestión de de los pedidos y la seguridad y confiabilidad de las transacciones económicas.
Para el caso que asumamos personalmente el diseño y la puesta en funcionamiento de la “tienda virtual”, sólo necesitaremos de un correo electrónico y de un navegador de páginas webs, para poder realizar el mantenimiento de la misma.
A poner en marcha el “carrito de compra”.
En líneas generales, una “tienda virtual” constará de una serie de páginas destinadas a dar a conocer nuestra firma y fundamentalmente nuestros productos, al mismo tiempo que deberá incorporar un programa de compras on line especial, denominado “carrito de compra”, mediante el cual nuestros potenciales clientes, satisfechos con el producto visualizado en la web, se contactarán on line con nosotros para proceder a realizar su pedido.
A través de este “carrito de compra”, los clientes podrán realizar el pedido del artículo deseado, seleccionando la forma de pago preferida y el medio de envío más conveniente, información que quedará almacenada en el servidor de nuestra “tienda virtual” o se notificará vía correo electrónico, a la dirección de mail que hayamos consignado a la hora de la puesta en funciones de la “cibertienda”.
Una vez recepcionado el pedido y consultado nuestro proveedor sobre existencias de lo solicitado, sólo restará proceder a la gestión de los envíos y a la realización de los cobros correspondientes. En este aspecto, uno de los medios más usados y habituales para el cobro de los objetos remitidos, consiste en la utilización de sistemas electrónicos de compra y venta, previo acuerdo con la entidad bancaria de nuestra preferencia, en la cual la transacción deberá realizarse con tarjeta de crédito, para lo cual el cliente deberá consignar sus datos crediticios a la hora de la consumación de la compra.
Como los bancos cobran una comisión por cada transacción de este tipo, encareciendo de manera directa los costos del artículo elegido, muchos emprendedores deciden recurrir a otros sistemas de pago, como el que funciona contrarreembolso, en el que el consumidor abona lo adquirido al llegar el producto hasta la puerta de su casa o, en su defecto, a través de transferencias bancarias, donde el comprador transfiere o deposita a nombre del vendedor, la cifra pautada para la compra del objeto deseado, la cual siempre deberá incluir los costos de envío y los aranceles e impuestos que la leyes nos obligan a pagar ante cada transacción.
Para este último caso, el envío se realizada toda vez que el banco con el que operamos nos notifica de la transferencia a nuestra cuenta, del importe transferido por el cliente a través de su propia cuenta bancaria.
Seguridad y publicidad, dos piezas vitales del éxito de nuestra “cibertienda”.
Podríamos afirmar que la seguridad es la base de todos y cada uno de aquellos trabajos virtuales que emprendamos en el futuro. En efecto, dado que el consumidor jamás habrá de comprarnos en persona y sólo podrá guiarse por nuestras referencias, precios y artículos contenidos en la página web, resulta de sustantiva importancia tratar de recrear lo más posible la confianza en nuestros potenciales clientes, para que se sientan confiados a la hora de realizar su pedido, para lo cual deberán dejar los datos de sus tarjetas de crédito, máxime en presencia de primeras relaciones de venta entre las partes.
En este punto, una buena manera de generar confianza en nuestro público, radica en consignar la mayor cantidad de vías de contacto, lo más directas y sencillas posibles, con nosotros, a través de la publicación clara y repetida en la web, de una dirección de mail, algún número de contacto y hasta un correo postal, donde los potenciales compradores puedan comunicarse para evacuar toda clase de dudas e inseguridades sobre calidad de los productos y confidencialidad de los datos de compra on line.
Finalmente, el último elemento a tener en consideración, al momento de poner en marcha trabajos virtuales de toda índole, consiste en elaborar una adecuada estrategia publicitaria, que en casos como las “tiendas virtuales”, van desde el intercambio y canje de “banners” con otros sitios del rubro, hasta la incorporación de nuestra “cibertienda” a los buscadores más importantes y utilizados de la red, así como dentro de las bases de datos de aquellos buscadores destinados específicamente a páginas de venta on line.
En la actualidad, existen incluso “Malls virtuales”, que no son otra cosa que “centros comerciales virtuales”, que reúnen en una misma web a infinidad de “tiendas virtuales” de diferentes rubros, potenciando aún más la posibilidad que nuestra “cibertienda” crezca al compás de sus ventas y se diversifique en su oferta para responder satisfactoriamente a las necesidades y los nuevos hábitos de compra de nuestros clientes habituales y los potenciales, que en definitiva, constituyen la base de nuestros próximos volúmenes de ventas.
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